domingo, 16 de enero de 2022

NI CHISMES NI PELEAS

 


 

“Haced todo sin murmuraciones y contiendas”

Filipenses 2:14

 

L

a murmuración es el comentario que se hace sin la presencia de una persona, con el propósito que no se entere y para perjudicarla. Es un acto bajo y cobarde hablar mal de alguien que no está presente, peor aún si se hace con la mala intención de agraviarle. Si a eso agregamos las contiendas, es decir las peleas, los insultos y las amenazas, el panorama se torna altamente tenebroso, pues este tipo de actuación es propio de mundanos que viven en las tinieblas. 

Los discípulos del Señor no pueden actuar de ese modo, que es propio de esta “generación maligna y perversa”, falta de amor al prójimo. Si hay algo que no nos parezca correcto, agradable o conveniente en otra persona, podemos con toda propiedad y respeto decírselo de frente, pero no murmurar tras ella ni tampoco ser agresivos. Todo se puede hablar y conversar. 

Actuando de esa forma iluminaremos con la veracidad y el respeto al prójimo, seremos un resplandor de Jesús, quien fue capaz de decir lo que pensaba de ellos a los judíos y que reprendió a Pedro cuando éste quiso que evitara la cruz. Así también no seremos reprendidos ahora ni en el Tribunal de Cristo. Es preferible la sencillez y prudencia, la franqueza y honestidad, a las constantes peleas y chismes. Ni habladurías ni peleas quiere el Señor en Su Reino. 

El contexto de este versículo dice: 14 Haced todo sin murmuraciones y contiendas, / 15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; / 16 asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.” 

El apóstol, como todo ministro de Dios que se esfuerza por transmitir la Palabra, espera que sus discípulos apliquen en sus vidas estas enseñanzas y así cuando tenga que presentarse a dar cuenta de su ministerio al Señor, pueda gloriarse de su éxito. Es interesante pensar que nuestro adelanto en el Evangelio no es sólo nuestro sino también de quienes nos instruyen en el Camino del Señor.  

 

© Pastor Iván Tapia

Pastorivantapia1983@gmail.com

 

 

 

 


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