domingo, 21 de agosto de 2022

DAR CON JESÚS

 



Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta

conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.

Filipenses 4:19 

 

E

l apóstol Pablo está muy agradecido de la Iglesia de Filipos porque ha participado con él en sus sufrimientos. Cuando partió de Macedonia ninguna iglesia fue sensible a su necesidad, ni dando ni recibiendo, sin embargo, ellos, los filipenses, estando él en Tesalónica, le enviaron una y otra vez ayuda para sus necesidades. El Apóstol dice que no es que él sea interesado y quiera recibir regalos, sino que más bien busca fruto de generosidad en ellos. Tiene abundancia, está satisfecho y ha recibido de mano de Epafrodito lo que los filipenses le enviaron. Él llama a ese regalo “olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios” (Filipenses 4:18). Así es que finalmente les dice: Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:19) 

Esta frase que parece ser una bendición del Apóstol, agradecido de los filipenses, se comprende mucho mejor en su contexto. Es verdad que Pablo está agradecido, es cierto que Dios bendice a sus hijos, pero más cierto es que esa bendición es el resultado de la generosidad que ellos han demostrado hacia él. Han sido sensibles a los problemas de un siervo de Dios, han desarrollado amor auténtico, misericordia, compasión por el que sufre, han sido solidarios con alguien que está dándolo todo por la causa del Evangelio. No han sido indiferentes, de modo tal que esa siembra de amor que ellos han hecho tendrá necesariamente un resultado. Por eso el apóstol Pablo les dice que Dios les va a suplir en todas aquellas necesidades que ellos tengan. 

Un aspecto interesante de esta afirmación es cuando se refiere a las “riquezas en gloria” y es que Cristo entronizado como Señor en los cielos, como Dueño de todas las cosas, puede distribuir entre los humanos Sus bendiciones tanto espirituales como materiales, de acuerdo con Su voluntad. Todas las cosas de este mundo pertenecen a Jesucristo y Él reparte cómo quiere, pero hay que reconocer que Él es justo y ama la justicia y que jamás responderá con mal al bien. Por tanto, si usted entrega amor a su prójimo, si usted comprende la necesidad de su hermano y lo ayuda, si usted abandona toda forma de egoísmo para ser compasivo, misericordioso, generoso, solidario, en fin, practica el amor, Dios le retribuirá con la misma moneda. No se trata de algo mecánico ni de una ley natural que funcione sin la intervención de Dios; tampoco se trata de que vamos a dar por interés de recibir, puesto que allí el corazón estaría actuando de una forma egoísta; no damos para recibir, sino que damos por causa del amor, por Cristo. 

Cuando ofrendamos, diezmamos, hacemos una donación, damos un obsequio; siempre que nuestra mano se está abriendo con generosidad al prójimo y a los hermanos con un corazón limpio y sincero, es natural que recibamos en el tiempo un fruto, una consecuencia, una respuesta de Dios, como dijo Jesús en el Sermón del Monte: “Dad, y se os dará, medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.” (San Lucas 6:38)

Es muy importante la actitud de nuestro corazón cuando obsequiamos o damos algo a nuestro prójimo:6 Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. / 7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. / 8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; / 9 como está escrito: ‘Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre.” (2 Corintios 9:6-9) 

Seamos pues, como esos hermanos filipenses, y tengamos siempre el corazón dispuesto y sensible a las necesidades de nuestro prójimo, sean estos hermanos, amigos, familiares, compañeros de trabajo, en fin, personas que están viviendo alguna situación de necesidad material o espiritual. Desarrollemos la misericordia y la generosidad sin esperar una recompensa o pago, demos de gracia lo que por gracia hemos recibido, es decir gratuitamente, sin mayor interés y de ese modo estaremos viviendo realmente el amor que Cristo nos enseña en el Evangelio. 

Oración: Señor, te damos gracias y te alabamos por Tu gran generosidad al darnos todo lo que es preciso para la vida y la piedad. Amado Dios, gracias por poner en nuestro camino personas con necesidades, enfermos del cuerpo y del alma, vidas que requieren consejo, parejas y familias que necesitan orientación y bendición, personas desorientadas, en crisis o a punto de morir, que andan en búsqueda, que necesitan de Ti y que tienen hambre de Dios.  Gracias, Padre, por darnos la maravillosa oportunidad de compartir Contigo el ministerio. Sólo te pedimos que bendigas todo lo que hagamos y Tú responderás como sea Tu voluntad, porque eres el Señor y nos darás lo necesario para vivir de Tus riquezas en gloria, Señor Jesús. Amén. 

 

© Pastor Iván Tapia

pastorivantapia1983@gmail.com


lunes, 15 de agosto de 2022

DIOS TRANSFORMA LAS VIDAS

 




 De modo que si alguno está en Cristo,

nueva criatura es;

las cosas viejas pasaron;

he aquí todas son hechas nuevas.

2 Corintios 5:17 

 

S

i usted ha entregado su vida a Jesucristo es una criatura nueva. Ya no vive más en su viejo hombre o vieja mujer. Desde el momento en que entregamos la vida a Jesús comienza a operarse en nosotros una transformación. Primero Dios quita de la conciencia toda culpa y pone un corazón nuevo dentro de usted, como dice el profeta: 

“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. / Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.(Ezequiel 36:26,27) 

Si uno está en Cristo es una persona nueva con un corazón y un espíritu nuevos. El Señor le perdona sus pecados y quita de su conciencia toda culpa. En verdad todo esto es simultáneo. Dios perdona sus pecados si usted se arrepiente; Él limpia su conciencia de culpa y pone en su interior el Espíritu Santo: 

“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. / Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.(Joel 2:28,29 

El Espíritu comienza a realizar una transformación, un cambio de mente, un cambio de corazón, un cambio de intención o propósito. Antes las intenciones de su corazón eran solamente hacer lo que la carne le pedía, lo que sus emociones y sus pensamientos le llevaban a realizar; no estaba allí presente Dios pues usted no lo tenía en cuenta, pero ahora usted está en Cristo y piensa: 

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.(Gálatas 2:20) 

Ahora es Cristo quien gobierna su vida. Entonces Cristo comienza a ser su Señor, a dirigir sus pasos y a transformarle en alguien nuevo. Todo lo antiguo quedó en el pasado, ese modo de pensar, esa manera de sentir, de enfocar la vida, esas culpas, esas cargas, esos traumas, esos complejos. Todo aquello quedó en el pasado y si en algún momento tiende a reaparecer usted debe abandonarlo y sanarse. Es Dios el que produce esa sanidad, esa limpieza en el hombre interior. 

La voluntad del Señor es transformar su vida y la conversión consiste en ese cambio de vida; no cambia su vida externa solamente sino también su vida interna. Mas para que cambie su vida interna o sea su forma de pensar y sentir, su forma de ver la vida, sus valores, sus principios, sus intenciones, en fin, su voluntad, es necesario que cambie su naturaleza. Quien hace eso es Dios en Cristo pues el viejo hombre y la vieja mujer mueren en la cruz; es crucificado el viejo ser juntamente con Cristo. Estamos muertos con Cristo en la cruz y resucitamos con Él a una nueva vida. Dios es el que produce el cambio, Él salva su vida, Él sana su vida, Él renueva su mente y transforma su ser. Dios salva su alma de la condenación eterna. Dios sana su alma de toda enfermedad espiritual, de todo trauma, complejo y herida. Dios renueva su mente con un modo nuevo de pensar y de enfocar las cosas. Dios, en definitiva, transforma su vida completamente. 

Ahora ya no es el viejo hombre sino un hombre nuevo. En las aguas del bautismo usted representa ese cambio, testifica que ya no vive más usted, sino que de ahora en adelante Cristo vive en usted. Pero es durante toda su vida que tiene que demostrarse esa decisión porque esto es un proceso. La conversión, si bien es cierto ocurre un día determinado, también es un proceso que ocurre durante toda su vida. Cada día usted estará convirtiéndose a Cristo, sanando su alma, renovando su mente y transformándose para llegar a ser como Jesús, así como lo declara la Escritura: 

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” (Romanos 8:29) 

Oración: Señor, te damos gracias por Tu palabra que nos enseña Tu voluntad de transformar nuestras vidas. Gracias por habernos hecho nuevas criaturas. Permite que cada día te entreguemos nuestra vida y podamos cambiar el modo de pensar y sentir, poniendo nuestros miembros a Tu disposición conforme a Tu voluntad y no de acuerdo al viejo hombre que hemos dejado atrás. Queremos andar en novedad de vida, en Cristo. Perdónanos cuando reaparecen en nosotros esas conductas antiguas que no se condicen con el Evangelio. Limpia una vez más nuestras conciencias, sánanos de toda atadura, renueva nuestras mentes y transforma nuestras vidas. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, quien dio Su vida por nuestra salvación. Amén. 

 

© Pastor Iván Tapia

pastorivantapia1983@gmail.com


domingo, 7 de agosto de 2022

LA SÍNTESIS DEL EVANGELIO

 






 

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,

para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

San Juan 3:16

 

 

E

stamos frente a un texto muy escuchado y repetido por la Iglesia, pues se considera que contiene en síntesis el mensaje central de la Biblia. En él se nos muestra el gran amor que Dios ha tenido por los seres humanos, un amor capaz de entregarse a Sí mismo, entregar a Su Unigénito, Segunda Persona de la Trinidad, para sacrificarse por el ser humano y así éste pueda encontrar la salvación de su alma. 

Se inicia el texto con la conjunción “porque”, lo que significa que esta frase pronunciada por Jesús es una explicación de algo anterior. Veamos entonces los versículos que preceden a esta frase. 

El Señor ha estado conversando con el fariseo Nicodemo y le ha enseñado esa verdad del Evangelio tan fundamental para la nueva vida, que es el nuevo nacimiento: “5…De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. / 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” (San Juan 3:5,6) Pero el judío no lo ha comprendido, a pesar de sus amplios conocimientos de la Sagrada Escritura. Entonces el Señor le amonesta: “Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?” (San Juan 3:12) 

Jesús continuó enseñándole lo siguiente -y estos son los 3 versículos anteriores al texto que nos ocupa-; en primer lugar: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo.” (San Juan 3:13) Le recuerda que ningún hombre ha ascendido a la habitación de Dios. Puede que, según el conocimiento de Nicodemo, Enoc haya subido al cielo, pero en verdad fue arrebatado por el Señor a los cielos, mas no dice exactamente a qué cielo o lugar del cielo. También puede haber pensado en el profeta Elías que fue llevado en un carro de fuego a los cielos. Mas Jesús está hablando de Él mismo; nadie sube al cielo sino el que descendió del cielo. El único que realmente ha estado en el cielo es el que descendió del cielo: el Hijo del Hombre que está en el cielo, responde Jesús. Ese “hijo de hombre” es aquel del cual habla el profeta Daniel cuando dice: 

“13 Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. / 14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.” (Daniel 7:13,14) 

Nicodemo empieza a comprender a través de estas palabras que está frente a aquel Hijo de Hombre del cual habla el profeta y continúa la lección de Jesús para con este maestro de Israel diciendo: “14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, / 15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (San Juan 3:14,15) Jesús se refiere a aquel pasaje en que serpientes venenosas atacaban al pueblo judío en el desierto y el Señor le indicó a Moisés que se hiciera una escultura de bronce que representara a una serpiente y que todo aquel que la mirara sería sanado. Nada le harían esas serpientes y la acción del veneno sería quitada de sus cuerpos. Naturalmente esa serpiente representa a Jesucristo que sería levantado en una cruz para que todo ser humano que lo viera y creyese en Él quedara inmune al veneno del pecado, no sufriera condenación y obtuviera la vida eterna por medio de la fe. 

Y ahora sí lo enfrenta a este texto tan importante de la Biblia que manifiesta el gran amor de Dios para con el ser humano “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” (San Juan 3:16) 

Haciendo un breve análisis de los ítems que contiene, podemos decir lo siguiente: La frase inicial “Porque de tal manera amó Dios al mundo” transmite la idea de un Dios de amor, pero de un amor extremo que se da por entero al ser humano. Es el mismo Dios del Antiguo Testamento, pero ahora se presenta en forma más evidente como un Dios de amor. 

La segunda frase dice “que ha dado a su Hijo unigénito”. Este Dios ha entregado a Alguien muy importante para Él, su Hijo. Recuerda esto aquel sacrificio que intentó hacer Abraham de su hijo Isaac como una demostración de obediencia y completa confianza en Jehová, allá en el monte Moria. Jesús llama al Hijo “unigénito” porque es el Hijo Único del Padre, es un hijo no en sentido biológico sino espiritual; es el más cercano al Padre y es Dios mismo. Su Unigénito se hace hombre en Jesucristo y de ese modo se revela Dios a la Humanidad, como el Salvador del mundo. 

Luego expresa que es necesario creer en Él: “para que todo aquel que en él cree”. Para los seres humanos es difícil creer en un Dios invisible y buscan de algún modo una representación. En el caso del Hijo de Dios éste se humanará, se hará humano visible.

Finaliza el texto con: no se pierda, mas tenga vida eterna.” Habla de perderse pues después de la caída el ser humano está perdido; su destino está trazado desde el momento en que nace y es el Infierno, la condenación eterna. La raza humana está condenada, pero Dios ha enviado del cielo esta tabla de salvación que es Jesucristo crucificado, el Hijo de Dios hecho Hombre. El Unigénito del Padre ha venido para darnos la salvación. 

Como a Nicodemo, no nos queda otra cosa que abrazarnos a Cristo y recibir el precioso regalo que Dios nos otorga por misericordia: la salvación eterna de nuestras almas. Amén. 

Oración: ¡Te alabamos Padre, por Tu gran amor por la Humanidad, Tu creación! Gracias por darnos esta maravillosa oportunidad de rescatar nuestras almas del Infierno. Sólo te pedimos perdón por nuestras iniquidades y te rogamos que nos ayudes a comprender y caminar cada día en Tu voluntad. En el nombre de Tu Hijo, nuestro Salvador. Amén. 

 

© Pastor Iván Tapia

pastorivantapia1983@gmail.com