domingo, 17 de julio de 2022

ABRAMOS LOS OJOS

 




“Abre mis ojos, y miraré

Las maravillas de tu ley.”

Salmos 119:18 

 

E

l salmo 119 es el más largo salmo escrito por el rey David, con 176 versículos, cuyas estrofas corresponden a las 22 letras del alfabeto hebreo. Cada estrofa tiene ocho versículos. El texto que nos ocupa es un versículo de la letra “guimel”, tercera letra del alfabeto hebreo. El hebreo antiguo comparte esta letra con otros alfabetos semíticos, como el fenicio, siríaco, árabe y etíope; representando el sonido “g”. el nombre de la letra significa “camello” y también “casa”. 

Dice el salmo 119 en su estrofa titulada “Guímel”: 

“17 Haz bien a tu siervo; que viva,

Y guarde tu palabra.

18 Abre mis ojos, y miraré

Las maravillas de tu ley.

19 Forastero soy yo en la tierra;

No encubras de mí tus mandamientos.

20 Quebrantada está mi alma de desear

Tus juicios en todo tiempo.

21 Reprendiste a los soberbios, los malditos,

Que se desvían de tus mandamientos.

22 Aparta de mí el oprobio y el menosprecio,

Porque tus testimonios he guardado.

23 Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí;

Mas tu siervo meditaba en tus estatutos,

24 Pues tus testimonios son mis delicias

Y mis consejeros.” 

En esta estrofa el salmista pide al Señor que le ayude dándole vida y la capacidad de guardar Su Palabra, o sea ponerla por obra: 17 Haz bien a tu siervo; que viva, Y guarde tu palabra.” 

Enseguida aparece el versículo que hemos escogido para esta reflexión: “18 Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley.” La Ley de Dios, Su voluntad, es maravillosa; en ella se refleja el corazón y la mente del Creador; es algo admirable que no deja de sorprender y amar el rey David. Pero le pide al Señor que abra sus ojos para poder verla aún más y mejor. 

Él se considera un extranjero en esta tierra. ¿No es acaso el mismo sentir que tenemos nosotros como cristianos? Teme que siendo un extraño en esta vida no reciba ni comprenda los mandamientos de Dios. Si Jehová no se revela a nuestras vidas, no nos da Sus mandatos, no se comunica con nosotros. Si Él encubre Sus pensamientos, nuestro abandono será mayor, puesto que estamos apenas de paso por el mundo: “19 Forastero soy yo en la tierra; No encubras de mí tus mandamientos.” 

Lo que más anhela David son los pensamientos del Señor, Sus juicios, Su entendimiento. En el fondo quiere tener la sabiduría y el pensamiento de Dios para hacer Su voluntad: “20 Quebrantada está mi alma de desear Tus juicios en todo tiempo.” 

El rey-poeta recuerda a Dios como amonestó a los desobedientes que por su soberbia están maldecidos, pues no siguen los mandamientos Divinos: “21 Reprendiste a los soberbios, los malditos, Que se desvían de tus mandamientos.” Como en aquella época, hoy también no someterse a la voluntad de Dios es una verdadera maldición. Quien es soberbio con el Señor no tendrá bendición. 

Pide al Hacedor que no permita que sufra la deshonra y vergüenza pública, ni el desprecio de su pueblo, ya que él no le ha desobedecido: “22 Aparta de mí el oprobio y el menosprecio, Porque tus testimonios he guardado.” ¡Son tantos los testimonios del Señor en nuestras vidas y los guardamos con profunda gratitud! En virtud de ellos pedimos al Señor que nos defienda y que nuestro propio testimonio sea respetado en la comunidad. 

Recuerda que hasta autoridades lo juzgaron injustamente y murmuraron contra él: “23 Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí; Mas tu siervo meditaba en tus estatutos” Pero a pesar de esa contradicción, él se comportó como un verdadero siervo de Dios, meditando en Su Palabra. 

Y esto fue así “24 Pues tus testimonios son mis delicias Y mis consejeros.” El mayor disfrute del discípulo del Señor es estar con Dios, reflexionar en Su Palabra, leer acerca de Sus grandes hechos, gozarse con las victorias del Señor y seguir Sus consejos. 

Queridos hermanos: La importante petición que hace el escritor en este salmo es: “Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley.” Es el llamado que hoy día nos hace la Palabra de Dios a abrir nuestros ojos espirituales, a abrir el entendimiento, a dejar de estar en oscuridad, a superar la total o parcial ceguera que podamos tener para así poder ver, comprender, experimentar y disfrutar Su Ley, Su voluntad, Su consejo infinitamente sabio, Su maravillosa Palabra. 

Oración: Padre, te damos gracias por este hermoso Salmo que el rey David escribe acerca de su anhelo de tener siempre Tu cercanía y poder ver Tu luz, vislumbrar Tu voluntad. Él desea jamás perder ese contacto Contigo y quiere que lo bendigas y acompañes en todo momento porque es un peregrino en esta Tierra. Del mismo modo nosotros sentimos en este día, Señor, y te pedimos que no te apartes de nosotros. No permitas que nuestra soberbia dañe esta relación. Padre amado, perdónanos si a veces nos hemos soltado de Tu mano, pero queremos caminar Contigo y ver Tu gloria. Como dice el salmista, abre nuestros ojos para poder ver y guardar las maravillas de Tu Palabra. En el nombre de Jesús, Amén

 

 

© Pastor Iván Tapia

pastorivantapia1983@gmail.com


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