“Y decía a todos: Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y
sígame.”
San Lucas 9:23
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era el llamado del Maestro a quien quisiera ser Su discípulo. Una cosa es creer
en Jesús, ser un admirador de Su vida y enseñanzas, y otra ser un discípulo
Suyo. En términos actuales, podríamos decir que es muy distinto ser un fans de
Jesús, que siempre está al tanto de Sus prédicas y eventos, pero muy diferente
es pertenecer a Su equipo. Un discípulo es alguien cercano al Maestro, uno que
no sólo escucha y admira Su Evangelio sino que también lo pone en práctica.
Él
nos dice: Si quieres ser parte de Mi equipo, niégate a ti mismo, toma tu cruz y
sígueme a donde Yo quiera llevarte. En muchas oportunidades el discípulo tendrá
que escoger entre lo que le place y lo que conviene al Reino de Jesús; esto es
negarse a sí mismo. Tomar la cruz es aceptar aquellos dolores que la vida da a
cada persona en este mundo; para unos es una enfermedad incurable o una discapacidad,
una situación social difícil, una debilidad o la ausencia de alguien que se
amó. Tal dolor se entrega a Cristo, quien sufrió todo el dolor de la Humanidad en
la cruz del monte Calvario. Cada día habrá de tomar su cruz el discípulo y
seguir al Maestro con fe, amor y esperanza. Es el camino que Jesús nos invita a
recorrer junto a Él.
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