“Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate por
muchos.”
San Marcos 10:45
N
|
uestro
Líder y Maestro nos dejó ejemplo de cuál es nuestra misión en la Tierra. Él, Señor,
Creador de todas las cosas, se puso al servicio del Hombre. Claramente lo
demostró aquel día de su última cena pascual, cuando arrodillado a los pies de
Sus discípulos, con una toalla y un lavatorio, procedió a lavar los pies de ellos,
empolvados por el duro trabajo diario, el caminar en los senderos polvorientos
de este mundo, cansados y sucios de pecado. Así están los pies de tanta gente,
necesitada no de crítica ni regaños, sino de nuestra comprensión, ayuda, apoyo,
en fin del amor del Maestro.
Como “el
Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir” así también
nosotros, Sus seguidores, no hemos sido dejados aquí para que nos adulen,
agradezcan, aplaudan y sirvan, sino para ser sus servidores, sus prójimos. La gente
no requiere tantas palabras como hechos coherentes, actos de sincero amor,
obras buenas, como escucharles, aceptarles, comprenderlos, entregarles alguna
palabra de orientación o sencillamente sonreírles.
Jesús entregó Su vida para rescatar a muchos.
Esos “muchos” están esperando que usted y yo le mostremos y demostremos el amor
de Dios.
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