Padre Santo:
Te doy gracias por tus dones
pero ¿de qué servirán
si no tengo el más excelente
que es tu amor?
Por eso te pido:
Desarrolla en mi persona
el amoroso carácter de Cristo.
Que sepa soportar con paciencia toda circunstancia
y siempre ejercer la bondad con mi prójimo.
Quita de mi alma envidia, vanidad y orgullo
y dame un corazón humilde.
Que jamás sea grosero sino de trato delicado.
Líbrame de ser egoísta y sea mi bandera el altruismo.
Dame un carácter sereno y jovial.
Que no me alegre de la injusticia
sino de la verdad
Lleno de compasión hacia el que sufre
y capaz de enfrentar todo
con grandeza de ánimo,
con magnanimidad.
Así, el amor de Cristo gobierne mi corazón
y toda mi persona sea llena de Dios.
Amén.
(1 Corintios 12:30 / 13:4-7)
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