viernes, 11 de octubre de 2013

LA IGLESIA EN CASA.




Queridos hermanos y amigos:
Una Iglesia en Casa es un grupo de cristianos reunidos en un hogar. Los principios bíblicos que respaldan la modalidad de Iglesia en Casa son los siguientes:

1.      EL SEÑOR DESEA QUEDARSE EN NUESTRO HOGAR. 

Siempre fue la voluntad de Dios constituir un grupo familiar unido, donde Él gobernase los sentimientos, pensamientos y acciones de sus miembros. Una familia auténticamente cristiana es Cristo céntrica y está dispuesta a que Jesús la dirija, aún en los aspectos más prácticos. Como a Zaqueo, él hoy nos dice "baja en seguida, porque hoy tengo que quedarme en tu casa” (San Lucas 9:5). El Huésped de nuestra casa quiere ser su Señor y no una simple visita a la cual recibimos en algunas ocasiones solemnes. El Señor desea quedarse a vivir en tu hogar.
 

2.      EL SEÑOR DESEA QUE VAYAMOS A OTROS HOGARES.

Su voluntad es que, además de vivir la vida cristiana como nos la enseña en Su Palabra, también la comuniquemos y compartamos con otras familias.  Al enviar a evangelizar a sus apóstoles, les dijo: “Cuando lleguen ustedes a un pueblo o aldea, busquen alguna persona de confianza y quédense en su casa hasta que se vayan de allí” (San Mateo 10:11). Así comienza la Iglesia en una ciudad. A partir de una persona obediente al mandato de Dios y de una casa que trabaja unida. En la Iglesia Discípulos de Jesucristo llamamos Cenáculo a la Iglesia en casa. El Cenáculo o Aposento Alto fue el lugar donde Jesús celebró la última cena de Pascua con sus discípulos y donde les entregó profundas lecciones de discipulado.
 

3.      LA IGLESIA COMENZÓ EN UNA CASA.
 
Siempre la obra de Dios empieza en un hogar. Cuenta la Biblia que el Espíritu Santo llegó a la Iglesia por primera vez en una casa. Dice que el sonido  “...como de un viento fuerte, resonó en toda la casa donde ellos estaban” (Hechos 2:2).  Entre otras, la Iglesia de Filipos nació en las casas de Lidia, una vendedora de telas, y el carcelero de Filipos (Hechos 16:11-40, Filipenses 1:1, Filipenses 4:15-16).

Debemos estar dispuestos a abrir nuestras casas a la presencia de Dios y a la de los que necesitan de Él: los ciegos, cojos, pobres espirituales, los que sufren las consecuencias del pecado. Debemos estar abiertos a amarles desinteresadamente. Hay una diferencia entre casa y hogar. La casa es simplemente el edificio. Jesús nació en un pesebre, junto a María y José, mas no podríamos decir que no tuvo un hogar pues ellos fueron su hogar (San Lucas 2:7). La Iglesia comienza siempre en la calidez de un hogar. ¿Acaso antes de construir un templo la comunidad no se reúne en la casa del pastor o algún hermano? Devolvamos a la Iglesia ese fuego que tenía cuando se inició en una casa.


4.      LA IGLESIA APOSTÓLICA NOS DIO EJEMPLO.
 
Cuenta el libro de los Hechos “Y todos los días se reunían en el templo y en las casas partían el pan y comían juntos con alegría y sencillez de corazón” (Hechos 2:46). Las asambleas se hacían en las casas, ya que en el templo se llevaba a cabo el culto judío. Filemón, discípulo de la ciudad de Colosas, recibió una carta del apóstol Pablo en que éste le dice: "al amado Filemón, colaborador nuestro, y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa" (Filemón 1,2). Esto significa que en casa de Filemón se reunía toda una iglesia. Se ratifica con el caso de Ninfas de Colosas (¡una mujer! ¿Podríamos decir que la iglesia neotestamentaria era una iglesia machista?). Habiendo una Iglesia de Colosas, coexistía la iglesia en casa (Colosenses 4:15). En su casa se reunía toda una congregación y Pablo la recuerda muy especialmente. Otro caso notable es el del matrimonio de Priscila y Aquila de la Iglesia de Roma Trasladados a Éfeso, el Apóstol habla de “la congregación que se reúne en su casa”, (Romanos 16:3-5; 1 Corintios 16:19; 2 Timoteo 4:19). Tenían el mismo trabajo de Pablo, fabricantes de tiendas. La casa de Priscila y Aquila, ambos judíos, estaba abierta a los hermanos de Roma. Otros ejemplos de Iglesia en casa pueden ser la familia de Aristabulo (Romanos 16:10) o la familia de Narciso (Romanos 16:11).


5.      CADA DISCÍPULO PUEDE ABRIR UNA IGLESIA EN CASA.
 
Cualquier cristiano podría abrir su casa como Iglesia en Casa, pero se requiere que madure y crezca espiritualmente para que sepa guiar a otros en el camino de la fe y guarde la unidad y sujeción al Cuerpo de Cristo.

Un problema de la Iglesia ha sido su identificación con el templo. No estamos contra los templos o lugares públicos de oración y predicación, pero no podemos perder de vista la visión apostólica de la Iglesia en Casa. Al ganar un discípulo estamos ganando un vecindario, una familia y mucho más. “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. / Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa.” (Hechos 16:31,32).

En la I.C.D.J. llamamos Cenáculo a la iglesia en casa. Cada hogar cristiano puede convertirse en un Cenáculo si el dueño o dueña de casa abre sus puertas con generosidad a amigos, vecinos, familiares y compañeros de trabajo. Esto es algo que nos puede parecer muy difícil pero en verdad es sencillo. Más que conocimientos se necesita "corazón", el deseo imperioso de servir a Cristo y a nuestro prójimo, entusiasmo por la obra, por la extensión del Evangelio, amor por los necesitados, pasión por las almas. ¡Es tanto lo que podemos ayudar a otros por nuestro conocimiento de Jesucristo! Ya es hora que depongamos toda actitud egoísta y nos decidamos a servir a nuestro prójimo que tiene hambre y sed de Dios, a dar de gracia lo que por gracia hemos recibido. Abramos nuestros hogares para que los que tienen hambre y sed de espiritualidad conozcan al Señor Jesucristo.