“cómo Dios ungió con el Espíritu Santo
y con poder a Jesús de Nazaret,
y cómo éste anduvo haciendo bienes y
sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.”
Hechos
10:38
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Padre estuvo siempre con el Hijo, Jesucristo Hombre, salvo cuando Éste cargó
todas nuestras culpas y se inmoló por nosotros en la cruz, exclamando “...Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?” (San Mateo 27:46)
El
Padre le acompañó durante toda Su vida, en cada sanidad y milagro estuvo
presente con Su gran misericordia. Jesús fue ungido por el Padre con Su
Espíritu de Poder, Amor y Santidad.
Del
mismo modo acompaña a los cristianos en el cumplimiento de Su mandato: “Y yendo, predicad, diciendo: El reino de
los cielos se ha acercado. / Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad
muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.” (San Mateo 10:7,8)
Por
el Espíritu Santo hemos sido ungidos para hacer las obras de nuestro Maestro.